Iniciamos una nueva etapa en nuestro blog. Aquellas personas que se registren como usuarios del mismo (seguidores) pueden publicar libremente en las páginas de este blog. Hoy, comenzamos con un poema de David Uriel Martinez Varela, editor de la revista "El Canto del Ahuehuete"...
Enramada de sueños
Dedicado a los poetas por Ciudad Juárez
El poeta recorre varias calles
con la voz desnuda.
No sabe de palabras que adornen
la inmensidad del dolor.
Ni siquiera ojivas violentas,
ni heridas profundas
aniquilan su enramada de sueños.
Es pródigo en la susurra de los misterios del viento
y de la profundidad insondable del mar.
El poeta arraiga con las manos invisibles
de la noche hilos a las estrellas, que vacías titilan en la vía láctea.
Ni un millón de vidas,
Ni los cinco mil prepucios filisteos de David ganados en batallas,
ni las orgásmicas caderas de Salomé,
regresarían a la vida todas sus muertes,
las que carga en el costal roído que lleva en la espalda.
En cada línea que recita.
En cada verso sordo,
en el correr de la sangre en el desierto,
la que se ha bebido la arena
y el suelo polvoso de lo impune.
Ante la carcajada del destino,
ese sino que atraganta la saliva
y deja la sequedad en los labios.
El poeta, sigue su camino.
Su voz es martillo,
cincel que labra la costra en la herida.
El eco sonoro que reclama las sutilezas del viento
reflejando en sus pares y grita denuncias, la injusticia abyecta.
Es ángelus.
Es trompeta.
Es rayo de luz.
Es saeta.
Es grito inaudible en las estaciones de camiones,
Es susurro en el ruidoso caminar de los ciudadanos
que siguen dispersos tras sus pasos pesados,
cuyas manos se emancipan a lo cotidiano.
No habrá liberación
sin su horrísono canto,
no habrá días que el desierto no le reclame los sudores y lágrimas
ni la luna plena ilumine su arrojo.
Es ángelus.
Es trompeta.
Es rayo de luz.
Es saeta.
Las casas y avenidas insondables
Le abrazan con un alarido de esperanza.
El poeta recorrerá calles y parques
con la voz desnuda.
Porque sabe de palabras que evocan
la inmensidad del dolor.
Ni siquiera ojivas violentas,
ni tan solo heridas profundas
aniquilarán su enramada de sueños.
David Uriel Martínez Varela
León Gto., a los 30 de marzo de 2012
